Felices, después de 422 películas y 1115 funciones, quedamos todos felices. Y… ¿cómo no estarlo? Este año el BAFICI se lució, y con él se lucieron todas y cada una de las películas presentadas (tal vez unas más que otras).
Hoy se dieron a conocer a los ganadores de las diferentes selecciones, destacando al film rumano Police Adjective quien no sólo se llevó el premio al Mejor Director: Cornelio Poromboui, sino que también le otorgaron el premio a su protagonista: Dragos Bucur como Mejor Actor. El premio a la Mejor Película fue para Alamar (México) de Pedro González-Rubio. Lo que más quiero de Delfina Castagnino fue galardonada con el premio a Mejor Película Argentina y el Premio Especial del Jurado fue para La bocca del lupo (Italia) de Pietro Marcello, todo esto dentro de la Selección Oficial Internacional.
El público premió a Mary & Max (Australia) de Adam Elliot dentro de lo que fue la Competencia Internacional, a El Ambulante de Eduardo De la Sema, Lucas Marcheggiano y Adriana Yurkovich de la Competencia Argentina y a Kerity, la maison des contes (Francia) de Dominique Monféry en el BAFICITO.
En total se entregaron 32 premios. Siendo Alamar (México) la película más reconocida ya que además de llevarse al premio a Mejor Película, fue reconocida con una mención especial por el Premio SIGNIS y el Premio UNICEF.
Pese a que no vi muy acertada la película que fue escogida para dar inicio al festival, pienso que al contrario, Los condenados (España) de Isaki Lacuesta para la clausura fue una elección que supo estar a la altura de la ocasión.
Los condenados es un film que narra la historia de dos amigos ex militantes que se encuentran después de 30 años para buscar los cuerpos de compañeros desaparecidos. No se explicita dónde fue que pasaron los hechos, lo cual nos hace aun más fácil identificarnos con la historia que tantos países pudieron vivir durante una dictadura.
Es un tema muy tratado en el cine, sin embargo, Isaki lo propone con otra mirada. Una mirada arraigada en el presente, con un juego de espejos entre dos generaciones. El fin de la película está marcado por su originalidad y simbolismo nos permite experimentar la impotencia que se siente ante una desaparición.
Una película política, poderosa, penetrante, osada y la indicada para terminar tan lindo viaje.
BAFICI 2010: innovación, originalidad, calidad, variedad, y la seguridad de que el cine independiente está más sano que nunca.
(*) Corresponsal en Buenos Aires de Cine con Cristal
No hay comentarios:
Publicar un comentario