domingo, 1 de agosto de 2010

Sobre el documental Antonio Machado: Destierro y Muerte de un poeta (crítica)


Claudio Sánchez



Mis primeros recuerdos de Antonio Machado están asociados a las mañanas de domingo, esas horas de mucha luz, de sol, la voz de Serrat, y entonces, como dice Rilke: La verdadera patria de un hombre es la infancia. Aquí una pieza clave de la historia, la patria, para Machado la República, en España sigue siendo una herida.

El documental Antonio Machado: Destierro y Muerte de un poeta, dirigido por Hermindo Medal (España 2005), configura a través de testimonios los últimos tres años del poeta sevillano, tal vez sean estos los años más terribles, los más largos, el tiempo de su constante desplazamiento entre una y otra ciudad (de Madrid a Valencia, y de ahí a Barcelona, para después morir en Coulliure, Francia), queriendo creer que lo que vivían los españoles no podía ser real y que el franquismo acabaría finalmente.

La intención del realizador con esta película es la de dar a conocer a las nuevas generaciones una parte de la historia española que aún no se ha resuelto del todo, a pesar de la democracia las fisuras internas aún están presentes. Con el pasar de los testimonios que se presentan a lo largo del film, nos vamos interiorizando en el contexto y se abren las puertas para reconocer en el pasado los orígenes de algunas situaciones que incluso ahora podemos reconocer en el diario vivir.

Algo que resulta muy interesante a la hora de dialogar con el documental es la presencia de quienes brindan testimonio y reflexionan acerca de la vida y obra de Machado. La familia, personalidades de la vida política, estudiosos y lo que resulta altamente enriquecedor son las memorias de quienes compartieron los últimos meses, los últimos días con el poeta. Ellos son personajes de una historia que muchas veces ha olvidado los nombres y ha unificado la voz de todos, sin diferenciar los matices de cada uno de los relatos, por eso este documental resulta ser una obra coral de gran calibre, donde nos aproximamos al lado humano del poeta, a la desolación que él sentía cuando debía dejar cada uno de los lugares que tenía que habitar, su molestia con la vida de hotel, sus pretextos para no abandonar Madrid, su madre como compañera de un éxodo sin nombre.

Además de proponernos una reflexión sobre la vida de Machado, el film busca que entendamos algunas condiciones que propiciaron el terrible tiempo del franquismo, así por ejemplo se pone en evidencia la presencia de los campos de concentración que existían en España hasta 1962, el respaldo que dan Inglaterra y Estados Unidos al gobierno de Franco en sus primeros años, la habilidad con la que se mueve el generalísimo desde siempre sin ser ni de izquierda ni de derecha, sino españolista y franquista. De este modo se corren las cortinas para ver al interior de la casa y no dejar de recordar que hay más de una vida trunca en esta historia por causa de la violencia interna generada por la irracional de unos pocos y el concilio de muchos, así por ejemplo se muestra a esa iglesia católica retrógrada que daba su bendición a los condenados y apoyaba el régimen dictatorial, a esa iglesia que jamás ha pedido disculpas al pueblo español se la señala, se la cuestiona, así como también cuestionamos el rol de cada uno de los actores en este drama real: el exilio, la muerte, la dictadura.

Hermindo Mendal se aproxima a una vida desde el final de esta, para luego perfilar un universo que domina la historia común de los españoles, quienes se quedaron, quienes se fueron, aquellos que trabajaron codo a codo para que no se adormeciera la conciencia y que el sueño persistiera, intentando creer que aún había algo porque luchar. La película es un homenaje a Machado y con él a todos quienes dieron su aporte para la construcción de una sociedad diferente.
Este es un contenido de




Más notas, críticas, ensayos y foros de discusión en



No hay comentarios:


I made this widget at MyFlashFetish.com.