Luis Velasco
Vida y Color (2005) es el primer largometraje del guionista y periodista Santiago Tabernero, quien dirigió entre 1998 y 2003 varios capítulos de Versión Española, un programa sobre la actualidad del cine español. En ésta película, el director trata de adentrarnos en la vida de una pequeña comunidad en las vísperas de la muerte de Franco, por lo que el contexto socio-político se convierte en una más de las líneas de tensión que se desarrollarán entre los personajes, quienes viven como vive Fede, el joven protagonista: lleno de anhelos, anhelos y anhelos. Al ser una historia de "iniciación", pues narra las dificultades que Fede tiene que enfrentar para encontrarse a sí mismo, corre el riesgo de volverse absurda o de ser muy superficial, y siendo él un director novel consciente de los riesgos, parece haberse ido a lo seguro para no arriesgar mucho, lo cual eventualmente no le ayudó a poder plasmar una obra que caiga y se asiente por su propio peso.
Cualquier creador que haya tenido un contacto directo con un acontecimiento tan fuerte como una guerra civil, va a querer en algún momento contarlo desde su propia perspectiva y es precisamente acá donde podemos encontrar los primeros vacíos en la historia de la película de Tabernero, pues se va convirtiendo en algo terriblemente cotidiano y los pocos símbolos dispuestos a lo largo del film carecen de un sentido verdaderamente unificador; los diálogos no alcanzan puntos altos y todo cuanto se dice sobre Franco y su muerte pareciese pretexto para lograr que ciertos personajes tuvieran una línea en la película. De la misma manera los conflictos se ven dispersos y aún teniendo mucho potencial, ninguno penetra lo suficiente como para ganar credibilidad. Pienso que es mucho más efectivo trabajar sobre una idea que funcione en un contexto que sólo en el contexto, pues por mucha nostalgia o necesidad expresiva que se tenga, esto no va a hacer mucho por sí solo.
El símbolo quizás más fuerte lo veremos a través del álbum de cromos de Fede y la decisión final que toma para poder completarlo, pues es lo que hicimos todas las sociedades involucradas con una dictadura luego de ella: nos las arreglamos como pudimos.
Vida y Color es una película agradable y fácil de ver, pero que por esa facilidad que encierra su relato peca de ingenua y predecible; empieza y acaba con la misma suavidad con la que se mantiene flotando sin llegar a aterrizar. Sería incluso muy apresurado decir que tiene un final feliz, pues el conflicto no nos atrapa lo suficiente como para llegar a los cinco minutos finales anhelando uno. Lo más rescatable estará sin duda en el aspecto técnico de la película, pues tanto la edición como el diseño sonoro son impecables y la fotografía de José Luis Alcaine (Las 13 Rosas, Volver, La Mala Educación, etc.) es digna de resaltar.
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