Por: Luis Mérida Coimbra
Del 7 al 13 de junio se llevo a cabo en la ciudad de La Paz el Laboratorio de Análisis y Clínica de Proyectos Cinematográficos de Producción Iberoamericana: 2do BoliviaLAB. Este evento se realizó con el apoyo de CONACINE, Ministerio de Culturas, la fundación Friedrich Ebert Stiftung y fue organizado por PRODUCEN.
Paralelamente, se realizaron exposiciones donde se dialogó sobre escollos, frustraciones y propuestas del cinema, temas que comprendieron desde proyectos en desarrollo, producción del documental pasado y presente; distribución y mercado; gestión de derechos; procesos de investigación, globalización de la cultura e industrias cinematográficas audiovisuales.
Encuentro de cineastas –que como dijo en la inauguración la directora del II BoliviaLab Viviana Saavedra- citando al director Jorge Ruiz: “la manera de hacer cine es primero perseverar, la segunda perseverar y la ultima y más importante perseverar”.
Fue un evento de avances, logros y conocimientos; aprendizaje, creación de sueños, capacitación, esclarecimiento, diálogo, historias comunes y armonización latinoamericana, amen de ser un muestrario de películas en calidad de estrenos de varios países.
Días y noches encerrados, liberados del mundanal ruido, proponiendo salir del circulo del cine banal que se esta produciendo, cine inexperto, sin contenido y acentuada superficialidad en que muchos realizadores han caído, proponiendo un cine con cimiento de anuncio, con estructura y concepto, un cine propositivo, con nuevo lenguaje, sin limitaciones morales ni políticas, un cine con libertad color hombre…
IBERMEDIA inició el evento desmitificando a su organización con un pasado neblinoso, clausurante y alejado del sur del mundo, presentándonos en la actualidad a una instancia abierta, formativa, de pujante asesoría para el desarrollo cinematográfico. Víctor Sánchez esclareció como hacer gestión, los esquemas financieros, el asesoramiento permanente hasta llegar al desarrollo, la preproducción y la realización del film.
Todas estas modalidades ayudaron a productores y realizadores a caminar por una vía explícita venciendo todos los escollos, barreras y poder llegar a metas que permitan el crecimiento del cine boliviano, tan importante para nuestra identidad y para los procesos de cambio y democracia.
Entre otros y otras participaciones estuvo Fernanda de Capua, de Brasil quien nos destetó con nuevas formulas del “Teaser”: herramienta clave para los proyectos de cine, una idea de como hinchar las pelotas, como provocar placer visual con tonos energéticos, con suprema calidad visual, no teniendo nada que ver con la información ni la ilustración.
El argentino Octavio Getino conversó sobre el documentalismo como imagen para la memoria y como esta nos revela la nueva situación, nos presenta nuestra historia, no dejando solo a los medios periodísticos la supremacía de mostrarnos la realidad, presentando la coyuntura política o económica a “su manera”, desechando casi siempre la cultura y el saber popular.
El cine es un anticipo a la historia; Luis Espinal decía que profetiza, otros dicen que es presagio de acontecimientos, premonición del nuevo tiempo, présagas del buen vivir, del desear, del pensar. El cine debe ser una profunda contribución a los cambios de la sociedad, no representa a la político pero es un instrumento que responde al contexto histórico, económico y social, cuyos contenidos deben producir humanización y democratización. El cine debe llegar al corazón de los espectadores.
La historia demanda a Bolivia a realizar un gran cine, un cine liberador, movilizador, concienciado a los públicos. Tenemos un tradición brillante durante los años 60 y 70 de la pasada década, tradición que se mantiene joven, de ahí que es importante el intercambio de experiencias, el desarrollo de capacidades, la integración de voluntades, nuevos desafíos estéticos, nuevos modelos creativos y sentar corresponsabilidad de crear un espacio audiovisual iberoamericano que fomente el desarrollo, la cultura, la vida nuestra en la pantalla de cada día.
El BoliviaLab, a la cabeza de Viviana Saavedra, nos hizo renacer los sueños, hacerlos visibles en el papel y en la pantalla, reencontrar el camino, vislumbrar el final del túnel donde encontramos la proyección de -tu-mi-su-la- película como realidad tangible y amorosa.
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