Por: Luis Mérida Coimbra
Los niños vocean sus nombres, los pronuncian como el agua que cae de los manantiales, son este cielo diáfano y son la espuela que cabalga a grupa de huracanes.
El 22 de marzo de 1980 se anunció la muerte violenta que sufrió el sacerdote jesuita Luís Espinal Camps. Su cuerpo torturado, maniatado y ametrallado fue encontrado votado y desnudo cerca del matadero de la ciudad de La Paz en la zona de Achachicala, cerca se alzó violentamente una cruz de madera y luz.
Habían secuestrado al que no tuvo prudencia cobarde. Torturaron al profeta de la nueva imagen, al artista, al escultor de maderas perfumadas, habían matado al periodista. Crucificaron al sacerdote consecuente con las bienaventuranzas de Jesús el Nazareno.
Luís Espinal nació en un pueblito de España en 1932; a los 16 años entró en la Compañía de Jesús, realizó estudios de teología, filosofía y letras en Barcelona presentando su tesis sobre el “Problema del Mal; “La antropología de Lucrecio; Teología y Simbología”.
Posteriormente realizó cursos de especialización de cine y video en la Escuela Superior de Periodismo y Medios Audiovisuales en Bergamo, Italia. Trabajó en muchos Films, creó libretos, guiones, y produjo programas de TV.
Llegó a Bolivia el 6 de agosto de 1968, en junio de 1970 adquiere la nacionalidad boliviana, desde entonces se dedica a enseñar el lenguaje de la imagen, es profesor universitario en la UMSA, dicta cursos en el magisterio, colabora en películas nacionales, produce un programa por canal 7 de TV, el cual es clausurado, trabaja en prensa escrita, radial, televisiva. Realiza cine forum, cursos libres, produce una colección de 12 libros bajo el nombre de “Cuadernos de Cine”, es articulista y crítico cinematográfico.
En sus últimos años comenzó escribir “Historia del Cine”. En 1977 sale el primer número del semanario “AQUÍ” del cual es su director hasta la noche de su secuestro y asesinato. En Bolivia su vida y su obra estuvieron consagradas al oprimido, fue un luchador incansable, denuncia con valentía, se enfrenta al opresor con sus verdades, participa en la huelga de las cuatro mujeres mineras que abrieron el sistema democrático.
Escribió varios artículos que calaron en la conciencia nacional como la muerte de un Ayoreo que no tiene carnet de Identidad y sobre Gregorio Choque Choque, minero de Huanuni.
Es visto en los mítines, en las manifestaciones y sin temor denuncia la desinformación, el terror, la censura. Fue miembro fundador de la Asamblea de los Derechos Humanos. Se pronuncia valientemente contra la barbarie cometida en la tristemente celebre “Masacre de Todos Santos” en 1979.
Hombre llegado de Extremadura, de las tierras del Cid a esta patria “inocente y hermosa” como reza el himno nacional, donde encontró su segunda patria y a su matria verdadera, a la que le consagró su vida, su obra, su alma y dejó regada su sangre en el pueblo.
Llegó convencido del compromiso, de la solidaridad, de la común unión, de la comunicación entre los hombres de buena voluntad; vino a pelear por todos y pelear para que los individuos sean hombres del “Vivir bien”; escribió entonces: “Jesucristo quisiéramos ser como tu que no conociste la esclerosis de la edad madura y fuiste joven hasta la muerte violenta”.
Se vivían tiempos de terror, de censura y autocensura, pero el publicaba o leía en el radio: “somos insinceros por miedo a la verdad, controlamos los medios de información, procuramos desconocer la miseria, gritamos ante quienes no piensan como nosotros para no escucharles”
Enseñó a toda una generación, no calló; cargó el sudario del pueblo, lo hizo Carne y verbo. En su libro “Oraciones a Quemarropa” enfatizó: “somos antorchas que solo tenemos sentido cuando nos quemamos, solo entonces seremos luz” Con 17 balazos lo acribillaron, pero el sigue siendo la vida, continua en los mítines, en las marchas, en las reuniones del pueblo; sigue trabajando en el taller, en la carpintería, está en las aulas de la escuela, en el cuarto familiar de la barriada.
Sigue fabricando imágenes con su cámara al hombro. Sus enseñanzas fueron centrales para el nuevo lenguaje de la imagen: “Nos lanzamos a lo imposible, porque detrás de lo imposible esta tu gracia y tu presencia, no podemos caer al vacío…” había escrito ante de su viacrucis, más su imagen de luz galopa a grupa de huracán en la historia Latinoamericana.
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