La buena vida de Andrés Wood es una de las películas que podemos ver en el XI Festival Iberoamericano de Cine de Santa Cruz de la Sierra. Recordado por su film Machuca, Wood conversa con Claudio Sánchez.
En la última década Chile ha producido de una manera distinta.
Esto es algo que se planteo a inicio de los noventa con la recuperación de la democracia en Chile. Durante la dictadura de Pinochet la cinematografía chilena dejo de existir y reconstruirla ha sido muy difícil, ha sido un esfuerzo, casi de impacto social implícito, porque recién en los últimos años es donde realmente el mundo político y la sociedad entera dice que es importante tener voz propia, tener memoria audiovisual.
En La Buena Vida vuelves atrabajar con Manuela Martelli, una prometedora actriz chilena. ¿Cuál es la relación de un director con una actriz cuando se convierte en participante recurrente de sus producciones?
Es curioso, el cine también es infiel, uno ve las relaciones de grandes directores con actrices o actores, estas se quiebran y ellos encuentran a otros directores. Admiro mucho a las actrices chilenas, creo que curiosamente son mucho mejores en su oficio que los hombres y particularmente tiendo a hacer lazos de amistad profundos con ellas y Manuela es una amiga. Si Manuela está en la Buena Vida es simplemente porque la vi en ese personaje.
¿Qué es La Buena vida?
En el sentido de la película, la buena vida en términos de mi profesión, es un quiebre importante. Es ponerse a trabajar a partir de otra esfera mucho más irracional, mucho más del inconsciente que exige muchísimo e implicó encontrarme con muchas cosas que tenía en mi personalidad. Ahora la buena vida de la vida es mantener la libertad, lo que a me mueve, por lo cual yo peleo.
En la última década Chile ha producido de una manera distinta.
Esto es algo que se planteo a inicio de los noventa con la recuperación de la democracia en Chile. Durante la dictadura de Pinochet la cinematografía chilena dejo de existir y reconstruirla ha sido muy difícil, ha sido un esfuerzo, casi de impacto social implícito, porque recién en los últimos años es donde realmente el mundo político y la sociedad entera dice que es importante tener voz propia, tener memoria audiovisual.
En La Buena Vida vuelves atrabajar con Manuela Martelli, una prometedora actriz chilena. ¿Cuál es la relación de un director con una actriz cuando se convierte en participante recurrente de sus producciones?
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¿Qué es La Buena vida?
En el sentido de la película, la buena vida en términos de mi profesión, es un quiebre importante. Es ponerse a trabajar a partir de otra esfera mucho más irracional, mucho más del inconsciente que exige muchísimo e implicó encontrarme con muchas cosas que tenía en mi personalidad. Ahora la buena vida de la vida es mantener la libertad, lo que a me mueve, por lo cual yo peleo.
1 comentario:
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